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Un Año Después: La Familia Palacios-Carbajal Aún Desea “Justicia Para Bernardo”

A photo of Freddie Palacios-Carbajal, Karina Palacios-Carbajal and Lucy Palacios.
Ivana Martinez
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KUER
Freddie Palacios-Carbajal y Karina Palacios-Carbajal, hermanos de Bernardo, y Lucy Palacios, su madre se sientan en la sala donde conservan un homenaje a su ser querido. Karina lo recuerda como una persona “muy cariñosa” que “amaba a su familia”.

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Este artículo fue traducido por el periodista Edgar Zúñiga.

Karina y Freddie Palacios-Carbajal están sentados en la cocina de su madre en el barrio Rose Park en Salt Lake City. Es casi hora de cenar. Comida en una olla lenta llena la casa con un aroma delicioso. Hay dos lámparas en forma de pierna en la sala, como las lámparas en la película “A Christmas Story”, conocida como “Una Historia de Navidad” en español.

En la esquina hay un pequeño altar con flores recién cortadas, velas encendidas, y una foto del hermano pequeño de Karina— Bernardo Palacios-Carbajal.

"Nos reuníamos aquí y ahora se siente como si no tuviera sentido porque no está aquí para disfrutar con nosotros".
Freddie Palacios-Carbajal

“Definitivamente no se siente como que haya pasado ya un año”, dijo.

Recordando a Bernardo

Oficiales de la policía de Salt Lake City dispararon y mataron a Bernardo el 23 de mayo de 2020. Tenía 22 años de edad.

La policía estaba respondiendo a una llamada por un robo armado cerca al centro de la ciudad. Cuando llegaron, él corrió y tiró un arma al suelo varias veces en el camino, parando cada vez para recogerlo.

Luego, le dispararon por detrás. Oficiales le dispararon un total de 34 veces, aunque no todas las balas le impactaron.

Su muerte— tan solo dos días antes de la de George Floyd en Minneapolis — produjo meses de protestas en Salt Lake City.

Karina, 36, dice que a través de los años, su relación con Bernardo se fortaleció.

“Cuando era más joven y él nació, le cambiaba el pañal, le hacía el biberón. Lo cuidaba”, dijo. “A medida que fue creciendo, le gustaba pasar tiempo conmigo. Es algo que definitivamente extraño”.

A photo of the the Bernardo leg lamps.
Ivana Martinez
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KUER
Karina, la hermana de Bernardo, dijo que una de las cosas que más extraña son las noches que veían películas juntos. Pasaban tiempo durante la semana sentados en el sofá y Karina dice que “él siempre escogía una muy buena película”.

Freddie, 31, hermano mayor de Bernardo, es dueño de un negocio de lavado a presión donde los dos trabajaban. Dice que los dos se divertían mucho juntos.

“Incluso cuando me sentía de mal humor, tratando de cumplir con mis deberes en el trabajo, él siempre me rociaba agua cuando teníamos que trabajar, jugando”, dijo Freddie.

Dice que sienten la pérdida de Bernardo profundamente en las reuniones familiares.

“No somos una familia grande”, dijo. “Entonces cuando era el cumpleaños de mi hijo, éramos nosotros y él. Nos reuníamos aquí y ahora se siente como si no tuviera sentido porque no está aquí para disfrutar con nosotros”.

Esperando Un Cambio

Su familia ha tratado de adaptarse, pero Freddie dice que siente que todo permanece igual.

“Honestamente, siento que en cada otro estado donde algo como esto ha sucedido, siempre se escucha en las noticias que ha habido un tipo de cambio en la ley o que un jefe de policía renunció”, dijo. “Siento casi como que aquí en Utah, quieren que simplemente pase al olvido”.

Menos de dos meses después de la muerte de Bernardo, el fiscal distrital del condado de Salt Lake Sim Gill declaró que los dos oficiales involucrados estaban justificados en disparar.

Luego en agosto, la alcaldesa de Salt Lake City Erin Mendenhall emitió una orden ejecutiva requiriendo que los oficiales usen tácticas de desescalamiento primero y elevando los estándares que justifican el uso de la fuerza letal.

La ciudad formó la comisión de equidad racial en vigilancia policial, entidad que recomienda cambios a la financiación de la policía y a sus políticas.

La legislatura estatal también aprobó medidas de reforma policial durante la sesión general de 2021, principalmente en torno a colección de datos y de entrenamiento adicional para fuerzas del orden.

Pero según Jorge Camacho, director de vigilancia policial, leyes y políticas en el Colaboratorio de Justicia de la Universidad de Yale, poco ha cambiado en el país desde que Floyd y Palacios-Carbajal murieron.

"Hubo estos llamados audaces para el cambio, seguidos en el mejor de los casos, de cambios incrementales", dijo Camacho. "Incluso en lugares donde había mucha voluntad de lograr grandes cosas, por la razón que fuera, la política, el dinero, o temor, grandes cosas no sucedieron".

Por ejemplo, luego de la indignación en torno a la muerte de Floyd, el concejo municipal de Minneapolis se comprometió a desmantelar su departamento de policía y reemplazarlo con un nuevo departamento de seguridad comunitaria.

Luego cambiaron de rumbo y en su lugar decidieron reasignar $8 millones del presupuesto policial pero aun así manteniendo sus mismos niveles de personal.

“Entonces fueron [de la idea] de abolirlo y reemplazarlo a votar para mantener todo exactamente igual” dijo.

Manteniendo Viva La Esperanza

A pesar de todo, Camacho trata de ser optimista. Mira a Ferguson, Missouri como un ejemplo, el caso en el cual Michael Brown de 18 años murió a manos de la policía en 2014. Los eventos que siguieron a la muerte de Brown pusieron al movimiento Black Lives Matter [Las Vidas Negras Importan] en el mapa.

A photo of when Lucy set out rose petals and candles around the spot where Bernardo died.
Ivana Martinez
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Miembros de la comunidad y seres queridos de Bernardo se reunieron en abril para limpiar el lugar donde murió a manos de la policía. Trajeron flores y pancartas para conmemorar el lugar. Lucy, la madre de Bernardo, colocó pétalos de rosa y velas alrededor del lugar donde murió.

Camacho dice que Ferguson aún no es un buen modelo a seguir en cuanto a la vigilancia policial, pero que la participación comunitaria que continuó después de las protestas es algo de admirar.

“En Ferguson, hubo un seguimiento y persistencia que debe ocurrir para que cambien las cosas” dijo. “Muy a menudo esa persistencia puede verse suprimida por otras cosas, como una pandemia”.

Las protestas en Salt Lake City han terminado pero Karina y el resto de su familia aún desean justicia.

“Siempre pienso, cómo es posible que mataron a mi hermano, en la forma que lo mataron, y estos oficiales que lo mataron se despiertan cada día y pueden disfrutar de sus vidas, de sus familias, como si nada? Eso para mi, es tan injusto”.

En septiembre, entablaron una demanda en contra de Salt Lake City y su departamento policial. En la demanda alegan que los oficiales usaron fuerza excesiva al dispararle 34 veces.

El caso sigue abierto.

Emily Means is a government and politics reporter at KUER.
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